La
hipertensión pulmonar (PH, por sus siglas en inglés) es un aumento de la
presión en las arterias pulmonares, que son las que llevan la sangre desde el
corazón a los pulmones para recoger el oxígeno. Tres tipos de cambios pueden
afectar las arterias pulmonares y causar PH: las paredes de las arterias se
estrechan, las paredes de las arterias están rígidas al momento del nacimiento
o se endurecen por el crecimiento excesivo de las células.
Cuando se
forman coágulos en las arterias, éstos dificultan el envío de sangre hacia los
pulmones, de modo que aumenta la presión en las arterias. También, como
resultado del esfuerzo del corazón, el ventrículo derecho se tensiona y se
debilita. El corazón puede quedar tan débil que no puede bombear sangre
suficiente a los pulmones. Esto ocasiona insuficiencia cardíaca. La
insuficiencia cardíaca es la causa más común de muerte en las personas con PH.
Signos y síntomas:
Falta de aire durante las actividades de rutina,
como subir dos tramos de una escalera
Cansancio
Dolor en el pecho
Latidos rápidos
A medida que
empeora la PH, puede ser que le resulte difícil realizar cualquier actividad
física. En este punto, otros signos y síntomas pueden incluir:
Sentirse mareada, especialmente durante la actividad
física
Desmayos
ocasionales
Hinchazón en
las piernas y tobillos
Color azulado
en los labios y piel
Panorama:
El
diagnóstico de PH se basa en los antecedentes médicos y familiares, un examen
físico y los resultados de pruebas y procedimientos. La PH puede desarrollarse
lentamente. De hecho, puede tenerla por años sin saberlo. Esto se debe a que la
enfermedad no tiene síntomas tempranos. Cuando se desarrollan los síntomas, se
parecen con frecuencia a los de otras enfermedades del corazón y los pulmones,
como el asma. Es por eso que es difícil diagnosticar la PH. La PH no tiene
cura, pero los tratamientos pueden ayudar a aliviar los síntomas y disminuir el
avance de la enfermedad. La PH se trata con medicamentos, procedimientos y
otras terapias. El tratamiento dependerá del tipo de PH que tenga y su
gravedad. Cuando antes se trate la PH, más fácil será controlarla. Puede
trabajar con su médico para controlar sus síntomas y retrasar el avance de la
PH. Reciba atención continua. Siga su plan de tratamiento y consulte con su
médico si sus síntomas empeoran o cambian. Realice cambios en su estilo de
vida, como comer de forma saludable, dejar de fumar y realizar actividad física
con regularidad.
